Saltar una línea
Hay historias que son tan cortas,
como el efímero pensamiento que generan tus
latidos,
combinadas con impulsos eléctricos que provocan
tus neuronas,
al colisionar unas con otras.
Pero ¿Qué tienes de especial?
No es obsesión por supuesto.
Te repetiría lo mismo, pero no tiene caso;
ya lo sabes. Te quiero.
Aunque parezca muy lógico tu pensar,
que, si te quiero, es solo por haber
fundido nuestras almas
en un solo templo.
Donde tú tienes la magia para revertir ese
fuego pasional,
que nos consumía por corto tiempo.
Cómo si fueran noche y día, pero siempre
nos tocaba ver
de lejos el firmamento.
Lo inverosímil de tus vicisitudes
hacía que yo pierda la cabeza tratando de
ordenar algo
que quizás tú ya habías puesto en orden.
Según tu perspectiva de ver mejor las cosas
así,
cuando mi opinión interrumpía la ruta de
control de tus demonios.
Divagaba como un anciano en sus trances de
locura,
encontrando una forma de que puedas saltar
de esa línea de barullos.
Se me es difícil conseguir desleír, lo que
un día tu sonrisa me dio.
Esa
tranquilidad de poder ser feliz...